Cuando nos planteamos un nuevo desafío, como aprender a meditar, es normal que surjan ciertos obstáculos. ¡Aquí veremos cómo salvarlos!
En la mayoría de los casos, lo curioso es que, estos bloqueos los generamos nosotros mismos. Pueden venir del miedo, de no saber cómo manejar la frustración de no obtener resultados inmediatos o simplemente de creencias limitantes que nos frenan.
Te invito a repasar algunos de los obstáculos más frecuentes con una mirada refrescante que te puede ser de utilidad, para no dejar de intentarlo.
Si alguna de estas excusas ha pasado por tu mente, aquí tienes un breve listado con respuestas que pueden ayudarte a dar el primer paso:
"No tengo tiempo para meditar." ➞ No necesitas empezar con sesiones largas. Incluso unos minutos al día pueden marcar la diferencia.
"No sé si podré concentrarme lo suficiente." ➞ La concentración se entrena. Con la práctica, te resultará cada vez más fácil.
"No estoy seguro de que pueda aprender a meditar." ➞ Todos podemos aprender. Solo hay que intentarlo.
"No tengo un lugar tranquilo donde meditar." ➞ No necesitas ir a un monasterio. Un rincón en casa, aunque sea pequeño, puede funcionar.
"No puedo sentarme en la posición de loto." ➞ No es necesario. Basta con cruzar las piernas de forma cómoda o incluso sentarse en una silla.
"No quiero meditar frente a otras personas." ➞ Hay opciones individuales y guías para practicar en casa.
"No tengo experiencia en la meditación." ➞ Justamente por eso, ¡es el momento perfecto para empezar!
La meditación no se trata de hacerlo perfecto desde el inicio, sino de comenzar, explorar y disfrutar del proceso. Existen distintos tipos y formas para emprender este proyecto. Encuentra el que más se ajuste a tus requerimientos; talleres grupales, personalizados, online, presenciales, etc.
¡Anímate a intentarlo!