Cuando hablamos de adicción casi de inmediato suponemos que se trata de drogas o alcohol. Pero la verdad es que existen varias adicciones más; comida, trabajo, sexo y aunque no se crea también a pensar…
Existe en el imaginario que la adicción es sinónimo de alguien que está mal y no deja de beber o usa drogas duras. Pero la verdad es que hay adicciones más aceptadas socialmente que otras; por ejemplo los llamados ”trabajólicos”, los que pasan mucho tiempo en los videojuegos y también los que no paran de pensar, ya que cuando decimos estoy preocupado, entendiendo por eso que le damos mil vueltas a las cosas, nadie se lo cuestiona.
En su libro
La Mente Ansiosa el psiquiatra Judson Brewer nos acerca a este tema tan recurrente hoy. Nuestra mente no para y si le prestamos atención nos daremos cuenta que en ella hay pensamientos que nos llevan al pasado, otros al futuro. Esto nos lleva a vivir en muchas ocasiones en piloto automático ya que funcionamos y no atendemos lo que estamos haciendo en ese momento, en el fondo nunca estamos presentes en lo que estamos viviendo.
Qué se entiende por adicción
Por adicción se entiende el consumo continuado a pesar de las consecuencias adversas, por ejemplo fumar aunque sabemos que podemos dañar nuestra salud.
Cómo nos hacemos adictos
En el sistema nervioso central existe la dopamina, que es un neurotransmisor que está relacionado con las sensaciones placenteras y estados de relajación.
Esto puede partir cuando vivimos una situación que nos complica y no contamos con algún recurso que nos ayude a autorregularnos por ejemplo respiración consciente y en vez de eso comemos un pedazo de torta, ahí sentimos gratificación, se activa la dopamina. Luego cada vez que nos sintamos mal asociaremos y recordaremos qué nos ayudó para salir de aquel estado, la torta. En otras palabras se produce un condicionamiento relacionado con ese estímulo, te sientes bien y tu cerebro aprende eso. La dopamina lo logra.
Detonante - comportamiento - recompensa
Entonces tal cual lo menciona el autor podemos identificar un Detonante, comportamiento, recompensa, volvemos a repetir la misma secuencia hasta que se convierte en un hábito. Que puede convertirse más tarde en una adicción si por supuesto nos provoca algún perjuicio y no dejamos de hacerlo.
Volviendo al tema, como sucede con la torta también nos puede suceder con los pensamientos, ya que no está mal planificar las vacaciones, recordar el día del nacimiento de un hijo, o de otra fecha importante. En ese momento la fórmula se repite, evocamos algo que nos da placer, o planificamos algo que nos resultó hasta que ya no podemos salir de este bucle mental. Nuestra mente se irá a otra parte cada vez que no quiera estar en el presente.
Tampoco hay que satanizar el pensar, se vuelve un problema cuando vivimos en un constante pensamiento, es quedar atrapados en ellos.
Como dice Eckhart Tolle una de las mayores adicciones es a pensar
De ahí surge el caer en una rumiación constante, aquí el riesgo es quedarse entrampado en pensamientos negativos que según algunos estudios han demostrado puede derivar en depresión. Porque tal como lo dice en el libro
El Cerebro de Buda de Rick Hanson, Richard Mendius, nuestro cerebro es como velcro para los pensamientos fatalistas y como teflón para los pensamientos positivos.
El pensar tanto, se puede abordar con las Flores de Bach
Edward Bach estudió mucho el comportamiento humano y los distintos tipos de personas, hasta de llegar a las 38 esencias.
La adicción a pensar se puede abordar ya que en el sistema existen remedios florales que apuntan primero a que podamos traer la mente al aquí y el ahora, para eso es necesario conversar con la persona, porque hay distintas maneras de escapar de este presente. Existe la posibilidad de darle muchas vueltas a las cosas, por otro lado existe la tendencia a vivir en la ensoñación o quedarnos pegados en el pasado, como también bajar la tendencia de esta mente fatalista y ver el panorama más auspicioso.